Y, en general a todos los JEFES.
A todos los incomprendidos jefes que, en aras del bien común, de la dignidad de
los trabajadores, del futuro de la empresa y de la independencia de los poderes
económicos, no han tenido más remedio que tragarse sus principios y aceptar
unos sueldos obscenos (que sin duda les repugnan), el despido de parte de la
plantilla, y la renuncia a dichos principios con el fin de preservar los anteriormente mencionados principios, rebajar los sueldos (ajenos) y mantener la plantilla.
Todo
ello en estricta aplicación de la “Doctrina Millás” tan sabiamente enunciada
por ese “Antonio López” del periodismo que es D. Juan José Millás. capaz de
plasmar hasta el último matiz de la actualidad en sus textos, de modo que
resulta imposible distinguirlos de la realidad cotidiana.
Doña
Maruja Torres, que, como los buenos vinos, mejora con el paso del tiempo, va un
poco más allá y apela a nuestras conciencias para que no olvidemos el
sufrimiento, la angustia y el sacrificio personal de estos pobres hombres que, como
Fausto, han renunciado a su salvación civil.
Pero en este caso persiguiendo el bien
ajeno.
Saquemos
las debidas enseñanzas de esta grata y edificante lectura.
Saludos.
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