Manuel
Fernández Cuesta, vuelve a la carga en eldiario.es con otra reflexión política
apoyada en un personaje histórico.
En
esta ocasión, a propósito del sindiós en que se ha convertido la política española,
reivindica el legado moral de Robespierre (Maximilien François Marie Isidore de Robespierre), personaje que, el
común de los mortales, solemos asociar con la barbarie, la crueldad y la
sinrazón.
La
frase “La revolución es la guerra de la
libertad contra sus enemigos: la Constitución es el régimen de la libertad
victoriosa y apacible” que, al parecer, pronunció el 25 de diciembre de
1793 ante la Convención Nacional (Asamblea de la República Francesa), pienso que,
en estos días, la suscribiríamos gustosos muchos de nosotros.
Y
pienso, también, que si nuestros gobernantes no rectifican su actual proceder y
siguen despreciando y maltratando a los ciudadanos a quienes deberían servir, están
justificando cualquier futuro exceso que, en defensa propia, o por mera
salvaguarda de la dignidad personal, pueda producirse.
Algo
anda muy mal cuando ayer, en Granada, un hombre honrado, trabajador, apreciado
por sus vecinos y, al parecer, persona jovial, se quitó la vida para evitar que
un banco le echara de su casa.
Y
quizá mañana, otros hombres, igualmente honrados y con personas a su cargo, encaucen
su desesperación y su rabia de un modo muy distinto.
Leerse
el artículo, además de una mano de barniz “cultureta", aporta algunas
reflexiones bastante adecuadas a los tiempos que vivimos.
Saludos.
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