Buenos
días:
Hace
apenas un mes me despaché sobre el asunto de las ayudas a la minería dejando
claro que, en mi opinión, eran una “mala práctica” que para lo único que
estaban sirviendo era para alimentar los bolsillos de una serie de empresarios
mafiosos que utilizan el chantaje de los puestos de trabajo para ordeñar
ricamente el erario público (nacional y europeo) sin que se acometa con un
mínimo nivel de coherencia ninguna actuación tendente a la regeneración
industrial de las cuencas mineras.
Simultáneamente,
en el mismo texto, presentaba mis respetos a los mineros y a su historia de
lucha, gracias a la cual, (a sus muertos y a sus represaliados) el resto de la
sociedad consiguió los derechos laborales y civiles hemos venido ejerciendo
hasta ayer mismo.
Por
eso no creo que quepan dudas de mi opinión al respecto.
Y
desde esa distancia me permito, con perdón de quien esto lea, ejercer una vez
más de “agitador” e invitar, a quien lo tenga claro y coincida mínimamente en
mis razonamientos, a acudir el próximo martes (a las 10 de la noche) a Moncloa a
recibir y acompañar a las columnas de mineros que a esa hora llegarán a nuestra
ciudad tras recorrer a pié el camino desde sus pueblos de origen.
Los
mineros lo merecen.
Y,
con independencia de que una serie de “pájaros” también estén interesados en
esta apuesta, nosotros también nos jugamos mucho en el envite.
Salvando
las distancias estamos frente a un pulso similar al que en 1984 enfrentó a la
minería inglesa con Margaret Thatcher.
Conflicto
que se saldó con la derrota de los mineros (y los ciudadanos de a pié) y a
favor de los grandes empresarios y momento en el que bien pudiera fecharse el inicio
del saqueo que venimos presenciando y tolerando ovejunamente.
Y, por haberlo permitido entonces,
actualmente sufrimos un diluvio de supuestas “calamidades” que no son otra cosa que extorsión pura y dura
del mundo financiero y las grandes empresas para liquidar un sistema político-social que, pese
a las fortunas que han acumulado (o, más, bien por haberles permitido “acumularlas”),
aún "les sabe a poco".
Es
verano.
Hace
buen tiempo.
La
reivindicación es justa (tan sólo reclaman que se cumpla lo ya pactado).
Llevamos
tiempo lamentándonos porque no vemos modo de “plantar cara”
Mucha
gente decente y trabajadora se está hundiendo en el desánimo.
Todo
ello son razones más que suficientes para recibirles con los brazos abiertos,
acompañarles y sumarnos al ¡Basta ya!, antes de que la indignación y la desesperación
(y creo que no exagero) salten por otros derroteros y, como decía mi abuela
María, acabemos “teniendo trapos qué lavar”.
Allí
estaré.
Si topo con algún conocido, con él me tomaré una cerveza. Que también hay que
mantener al sector de la hostelería.
Y,
efectivamente, como decía un viejo amigo, será vergonzoso si entre todos no
forzamos que se abran los polideportivos, los colegios públicos u otras instalaciones,
para alojarles y permitirles descansar, comer y lavarse.
Saludos.
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