Mientras
he sido sólo yo la Casandra de nuestro futuro, he mantenido la secreta
esperanza de estarme equivocando y padeciendo un ataque de pesimismo adobado
con una cierta misantropía selectiva dirigida a las personas que contemplan y
entienden el mundo desde, digamos, el lado derecho.
Ahora,
cuando veo a otras personas indudablemente más lúcidas y comedidas en sus
opiniones hacer reflexiones como esta de Martín Seco que adjunto, empiezo a
preocuparme. Y, seguramente, con razón.
A
ver que nos depara el 22 de abril.
Me confieso un tanto afrancesado.
Saludos.
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