No
sé si será porque han perdido el sentido de la medida y del guardar las apariencias,
o si están tan seguros de la aplastante victoria electoral de sus mayordomos
políticos, o bien que (los dioses lo quieran) olfatean que el cabreo general del
rebaño de ovejas que actualmente somos los ciudadanos puede llegar a
materializar un estado de opinión en el que, después de tanto adoctrinarnos
sobre los inconvenientes de “lo público”, podamos llegar a pensar que “lo
privado” pueda ser peor aún.
Me
viene a la memoria el supuesto diálogo entre dos alemanes del Este tras la caída
del muro de Berlín en el que uno decía:
“Es terrible haber tardado 40 años en darnos
cuenta de que todo lo que nos contaban del socialismo era mentira”
A
lo que el otro apostillaba,
“Y,
peor aún, tan sólo dos años para comprender que todo lo que nos decían del
capitalismo era verdad, . . . ”
Bueno,
pues sea por la razón que sea, lo cierto es que los buitres de la empresa
privada graznan estrepitosamente mientras revolotean en círculos sobre nuestros
servicios públicos.
Y
así, a voz en grito y sin tapujos, reclaman el copago sanitario y la gestión
privada de los medios de transporte público.
Y
puestos a dar lecciones de economía, recomiendan, para sacar adelante el país,
que se suba el IVA (que pagamos los de abajo) que se rebajen las cotizaciones
sociales (que supuestamente pagan ellos, con nuestro dinero) y que se abarate
(más aún) el despido (para mejorar la calidad del empleo).
Recetas
todas que ya escuché a los difuntos señores D. Carlos Ferrer Salat y D. José
María Cuevas y al, de momento empresarialmente difunto, D. Gerardo Díaz-Ferrán.
Todos ellos ex presidentes de la CEOE.
Otra
cosa se le podrá negar a esta patronal pero no la fidelidad a sus “principios”.
Llevan 40 años diciendo lo mismo, tanto en época de bonanza como de recesión.
A
mí personalmente me preocuparía llegar a alcanzar un nivel de “eficiencia”
similar al del sistema sanitario Estadounidense que con “tan sólo” el doble de gasto
“per capita” que los europeos (y aproximadamente 2,5 veces que los españoles)
tiene un sistema internacionalmente reconocido como uno de los peores, más
injustos y más costosos del mundo desarrollado.
Eso
sí, tengo entendido que las compañías de seguros, las farmacéuticas y los
directivos del sector, andan forrados, se bañan diariamente el leche de burra y
encienden los puros con billetes de 100 $.
Quizá
esto es lo que envidia el Sr. Isak Andic.
Que
los dioses nos protejan.
Saludos.
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