No sé si son tontos, o golfos
O quizá ambas cosas a la vez.
Pero lo cierto es que siempre me ha sorprendido la desenvoltura con la
que algunos “informadores” y “expertos” nos venden una “mula coja” jurando
sobre las sagradas escrituras que se trata de un caballo alazán.
Están los pobres japoneses haciendo cálculos sobre si sobrevivirán, no ya
al terremoto que, salvo los muertos y desaparecidos, ya están sobreviviendo (y
con una entereza y dignidad digna de admiración) sino, sobre todo, al acojono
de la incertidumbre de lo que pueda pasar con sus centrales nucleares, y, con
el cadáver de las centrales reventadas aún caliente y echando humo (radiactivo),
ya tenemos a una serie de monaguillos de la patronal eléctrico-nuclear sacando
pecho y felicitándose de lo bien que queda demostrado que dichas centrales no
suponen peligro alguno.
Es más uno de estos turiferarios salió ayer diciendo textualmente Olvidémonos de Japón, España necesita una nueva Primavera Nuclear y lo curioso del caso es que este sujeto no es, a mi juicio, ningún lelo, sino que, aunque desde una ideología absolutamente neoliberal, es una persona capaz de realizar análisis bastante serios sobre cuestiones económicas.
O como este otro que, hoy mismo y en el mismo medio digital, nos sale con que Fukushima como excusa ‘progre’ para reabrir el debate nuclear.
Aunque en este caso el “informador”, a mi juicio, no pase de ser un “alguacil” como aquellos que hace años tocaban la corneta en los pueblos para “echar un bando” bien por orden del alcalde (“de orden del señor alcalde, se hace sabeeeeeer”) o bien por cuenta del quincallero de turno (en el buen sentido de la palabra) que llegaba al lugar y necesitaba anunciar su mercancía.
Yo, a este buen hombre, y que me perdone la franqueza, le tengo encasillado en el lote de los hagiógrafos de cabecera del Partido Popular (facción Mariano Rajoy) papel que habitualmente cumple con constancia y diligencia.
Ignoro
si estas incursiones a pecho descubierto en el proceloso (en estos momentos) mundo
de la energía nuclear son de cosecha propia (por convicción) o “de pago”, pero
lo cierto es que no les falta desparpajo a los “artistas”
Por
el camino que vamos, en cosa de unos pocos días el problema, como muy bien apunta
Federico Quevedo, no van a ser las centrales, sino la demagogia de los
japoneses que huyen cobardemente de las ciudades haciendo el juego al “fundamentalismo
ecológico” sin reparar en el mal ejemplo que dan a la opinión pública mundial.
Quizá,
estos expertos analistas", para mejor convencernos, debieran pedirle prestado el “Meyba” a D. Manuel Fraga
y en compañía de Dª María Teresa Domínguez (al menos a ésta si sabemos quién le
paga) acercarse a darse un chapuzón público en alguna de las balsas de los
circuitos de refrigeración de Fukushima, seguro que se nos disipaban los
temores.
Si
no tienes mejor cosa que hacer, o quieres echarte unas risas (pese a lo desgraciado
del asunto), léete esas dos “perlas cultivadas”
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