Es
lamentable regodearse en constatar que “yo ya lo dije”.
Y
no lo digo por mí (aunque también lo dije).
Pero el
asunto es que ahora, tras haber arrasado el bosque y haberlo dejado convertido
en poco más que un infértil erial, una buena parte de los “estranguladores” de
la economía productiva afirman que han llegado a la conclusión de que no es
conveniente seguir asfixiando al personal.
En
lo que a mi concierne, pienso que no se trata de un descubrimiento tardío, ni
tampoco hay arrepentimiento alguno en las declaraciones de estos “conversos”.
Simplemente
ya han (casi) cubierto el hito de “destrucción creativa” (de derechos sociales,
de patrimonio y servicios públicos y de
autoestima de la ciudadanía) y creen que puede resultar contraproducente el dar
un último apretón de tuerca que pudiera trasroscar el sistema.
Por
eso algunos de los más agresivos estranguladores de la economía real están
intentando abrir de nuevo los tiros de “la estufa” económica para ver de reavivar
las brasas y volver a encenderla.
El
problema es que, en muchos casos, en el interior de la “estufa” ya no quedan
brasas, sino sólo cenizas.
Quizá
por esa razón haya que ir pensando en cortar algo de leña de los frondosos
bosques del mundo financiero y gran empresarial para poner otra vez la caldera
en marcha.
El
texto de Antón Losada es bastante más ilustrativo
de lo que cuento (Y casi igual de breve).
Ahí
queda:
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario